El Amor en tiempos del millennial
¿Cuántos deseamos una pareja?
¿Cuántos hacemos lo que hay que hacer para tenerla?
¿Cómo es el amor en el año 2019?
Se habla de una generación de “millenials” que ya no trae consigo el “chip” de vivir en pareja y sí, además yo encuentro que esa generación ya contagió a las generaciones previas. Hoy deseamos pareja sin desear tener que hacer algo, deseamos que la persona por amar, llegue a nuestra puerta, tenga todos los atributos que nos imaginamos y que simplemente “nos ame”, pero hay que entender la diferencia entre que te amen y te sirvan.
Vivimos en un mundo en el que todo está al alcance de un “clic” y eso no es exclusivo de los millennials, eso es para todos los que medianamente podamos dominar una computadora y un smartphone. Hoy podemos comprar libros con un clic y tenerlos en la “tablet” en segundos y en nuestro domicilio de manera física en modalidad “entrega al día siguiente”. Puedo hacer mis compras de supermercado desde una “app” en mi teléfono y me serán entregadas a mi puerta en el horario que yo elija, hoy mismo por la tarde o mañana antes de las 10:00 AM. Puedo ordenar comida de la misma manera, puedo ordenar un coche con chofer privado desde mi teléfono que pasará por mi exactamente a mi puerta (En 7 minutos cuando hay tráfico).
Es decir vivimos en la era de poder satisfacer todo lo que deseamos en cada vez menos tiempo. Tenemos sexo al alcance de otras tantas aplicaciones, estamos cada vez más acostumbrados a tenerlo todo de manera fácil. Se nos olvidó amar.
¿Y por qué digo que se nos olvidó amar?
Amar es dar sin esperar recibir nada a cambio y amar es permitir que me den lo que me pueden dar y no que me den lo que yo espero. Nada nos hace más dignos y nobles que recibir y nada nos hace mejores seres humanos que dar sin esperar recibir nada. Esta es la apuesta en el amor, das sin garantías y todos estamos queriendo hoy tener garantías, así como la pizza, si no llega en media hora es gratis…
Y el amor no es así, el amor requiere dedicación, requiere de invertir lo mejor de nosotros mismos; nuestro tiempo, nuestro corazón y nuestra alma por mencionar algunas de las cosas que se entregan…
Cuando conoces a alguien que te llama la atención y esto es recíproco, existe la posibilidad de que inicie un enamoramiento, en dicho enamoramiento se trata justamente de eso, abrirte a dar sin esperar recibir y permitirte recibir sin resistencia y sin expectativas. El enamoramiento llega para romper todo lo que había, es decir separar todo lo que estaba unido y unir lo que estaba separado. Nada de nuestra vida anterior sigue igual después de un enamoramiento. Nos toca separarnos por completo de las parejas anteriores que hayamos tenido, nos toca perdonar lo que sea que quede por perdonar, nos toca dejar atrás todo lo que ya no es nuestro y que ocupa lugar, nos toca quedar LIBRES y estar LIBRES para que vuelva a entrar alguien. ¡Que difícil!
En el primer amor esto lo hacemos de manera casi instintiva, estamos libres, estamos disponibles y hacemos todo por estar con la persona en cuestión. Pero las rupturas nos van marcando y estamos cada vez menos dispuestos a movernos de nuestras zonas seguras y entonces resulta que empezamos a conocer a alguien y lo primero que sale son nuestras barreras que son del estilo: “Yo voy al gimnasio todos los días”, “Los jueves juego dominó con mis amigos”, “Los sábados paso el día con mis sobrinos”, “En diciembre siempre me voy de vacaciones con mi familia” ¡Tanta limitación!
¿Esto es culpa de los millennials?
Por supuesto que no, esto es no querer arriesgar y en el amor se arriesga todo y sin garantías, no quiero que se malentienda, tampoco va uno a andar arriesgando con quien sea, tiene que haber criterios de selección, criterios que te permitan de manera consciente y balanceada evaluar a una persona y entonces decidir si esa persona puede llegar a ser compatible contigo. Pero estamos esperando que así como nos llegan nuestras compras “en un clic y a nuestro gusto” nos llegue el amor “en un clic y a nuestro gusto”. El amor no llega así, el universo siempre te va a enviar la pareja que necesitas y no la pareja que tú estás deseando, entre más seas capaz de conocerte más tendrás acceso a una pareja que se aproxime a tus deseos.
Otro punto importante es ¿Desde qué lugar estoy deseando que llegue una pareja? Si estoy esperando que llegue una pareja para sentirme mejor, si estoy esperando que llegue una pareja para que me haga sentir tal o cual cosa, para ser feliz, estaré en un gran error, nadie puede venir a llenar un vacío, no puedo iniciar una relación desde un cúmulo de demandas, se trata de tener absolutamente claro TODO lo que yo puedo ofrecer y ofrecerlo sin condiciones, esa es la única manera de iniciar con el pie derecho, iniciar dando y si deseo recibir algo de mi pareja me toca empezar dándolo y con el tiempo recibiré todo lo que yo vaya dando, pero recibir no puede ser la finalidad de mi dar.
Amar es arriesgar pero también amar es ser y sentirme humano, amar es permitir que otra persona saque lo mejor de mi y dedicarme a sacar lo mejor de otra persona.
En el amor pleno sólo deseo hacer feliz al otro y el otro sólo desea hacerme feliz a mi, pero esto es consecuencia de haber arriesgado, de haberse entregado, las relaciones no inician así, esto se logra cuando dos personas realmente invirtieron y se comprometieron.